La tarde en que bajó a buscarla, llovía con tal intensidad que su cuerpo se empapó. Ella lo estrechó. Las alas
―que con tantas dificultades le habían sido otorgadas en el Paraíso
― quedaron a sus pies en un charco de plumas. Una vez más, no había podido serle fiel al Creador.
Foto: Diana RHM
Escultura "Archivaldo" de Jorge Marín.
7 comentarios:
Diana:
Me parece una mini excelente, que mucos minificcionistas firmarían. Yo soy uno de ellos.
Un abrazote.
¿Después de quemarse?
Besos.
Gracias Manuel, si la dejara "huerfanita" te la concedería ;)
Saludos
Torcuato: Quemarse y permanecer por los siglos, tal vez :)
Bsos
Los ángeles tenemos algo que nos sé qué, que sufrimos atropellos por las ´mujeres, pero en fin...
Diana, Te he dejado un regalo en mi blog, ven por él, te espero.
Doc! Hasta hoy vi su comentario, voy corriendo.
Qué rico ser atropellado por una mujer o no?
Abrazos
Llego hasta aquí por recomendación de Mei Morán y lo cierto es que me alegro de hacerlo.
Me gusta mucho este micro intenso, de clima evanescente y con gran poder evocador.
Si no te parece mal, me quedo asomado a tu ventana y señalo el camino desde mi rincón.
Un saludo,
Bienvenido seas Pedro!
Gracias por la visita y desde luego también a Mei, navega en el mar de la sirena, en una de esas y enloqueces como los demás marineros.
Se reciben comentarios y críticas.
Saludos!
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