domingo, julio 11, 2010

Sin título III

Abrí los ojos al entrar en tan espacioso lugar, siento la humedad en el rostro y cada músculo contraerse a través de mi; secuestrado por sus labios. En el insomnio de su cuerpo, bendito cada milímetro de suavidad. Deslizando mis dedos por su cabellera interminable. Ajustándome a las perfectas ondulaciones de su figura. Embrujado por el cadencioso movimiento, llevándome a la fascinación cada vez.

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